Rebecca: (Hace un rato largo que espero a mi novio. Me
vestí con mi mejor ropa y me puse mi mejor perfume, pero no llegás. No te
habrás olvidado de nuevo? Un sms tuyo diciendo que se te complicó salir hoy me
pone de malhumor). Maldito!!! Ya hace tiempo que tendría que haberte mandado al
diablo… (En eso escucho el timbre de casa y me asomo).
Carlos: Buenas noches, señora. Traigo el pedido del
supermercado.
Rebecca: Mmmm, esperaba el pedido más temprano,
jovencito.
Carlos: Disculpe, señora. Tuvimos muchos pedidos que
entregar hoy (te miro de arriba abajo y pienso ¡qué buena que estás!)
Rebecca: Está bien, por aquí puede dejar las bolsas
(te invito a entrar al living mientras veo cómo me mirás las piernas. Sonrío
divertida).
Carlos: Pase Ud. primero (quiero mirarte el trasero
marcado en tu vestido ajustado y te sigo).
Rebecca: Ok, por favor, tenga cuidado con las botellas
(Me mirás con esos enormes ojos verdes y pienso: “Guauuu, qué mirada tan tierna,
y qué buen cuerpo tenés además!”).
Carlos: (Qué fuerte está esta mujer! Esa carita de
ángel y esa mirada felina… ¿a mí me parece o me está mirando? Si me tiro un lance se ofenderá?) Señora, dónde
quiere que acomode las latas?
Rebecca: Ah, qué amable! Por aquí (Abro la alacena).
Carlos: (No puedo evitar pensar qué placer sería
comer ese secreto que ocultás debajo del vestido) Así está bien, señora?
Rebecca: No me digas “señora”, no soy tan mayor. Mi
nombre es Rebecca (y te guiño un ojo, viendo que te ruborizás al instante. Me
enternece tu sonrisa jovial).
Carlos: Rebecca, te gusta cómo estoy acomodando los
productos?
Rebecca: Perfecto! Sos un chico muy aplicado.
Carlos: Bueno, no soy tan chico. Ya estoy terminando
la universidad. Si me permitís, estás muy bella, vas a alguna fiesta?
Rebecca: Pensaba salir pero mis planes se frustraron.
Carlos: Seguramente tu galán no sabe lo que se pierde
(sin querer, al acomodar las botellas rozo tu pierna con mi mano). Perdón!
Rebecca: Está bien, sos muy amable. Querés tomar algo?
Acá hay algunas bebidas exquisitas que trajiste. Tengo hielo, puedo servirte si
gustás.
Carlos: (Agachado te miro largamente las piernas) Sí,
genial! Podría pasar un momento al baño, si no es mucho atrevimiento?
Rebecca: Por supuesto, está a tu derecha (mientras te
miro ir al baño, sirvo unos vasos con vodka y jugo de naranja).
Carlos: (Entro a tu baño y lo primero que hago es
revisar tu canasto... está tu ropa interior ahí... la acaricio, la toco... veo
tus trusas… tus corpiños y los huelo... Me caliento mucho con tu exquisito olor
y no puedo evitar que se me note).
Rebecca: Tengo los tragos preparados... (te llamo). Ah,
no me dijiste tu nombre… (Te miro salir excitado, con un bulto hermoso y
pienso "Qué cachorro divino!").
Carlos: Me llamo Carlos, pero podés decirme Lito,
como me decía mi novia. Ahora me peleé. Vos tenés novio seguro, no?
Rebecca: Ya no sé si tengo novio, me deja plantada muy
seguido ese maldito. Encantada de conocerte, Lito (ambos sonreímos con
picardía).
Carlos: (Me siento en una silla de manera que se me
marque el bulto y te miro a los ojos) Qué tonto tu novio... yo no te dejaría
sola... sos hermosa!
Rebecca: (Siento cómo se yerguen mis pezones al ver el
brillo en tus ojos y ese pedazo prometedor entre tus piernas) Muchas gracias,
qué amable sos!
Carlos: (La bebida me pone atrevido y te digo) Yo te
haría pasar un momento hermoso.
Rebecca: Ah, sí? y cómo sabés eso?
Carlos: (Te miro los senos fijamente) Con un cuerpo
como el tuyo me mantendría activo toda la noche... (y me acerco a vos).
Rebecca: (Me sorprende tu osadía pero no me resisto a
tu acercamiento) Qué lindos ojos tenés! (te digo, mientras pienso "qué lindo
bulto tenés").
Carlos: (Paso mis manos por tu cintura, te acerco a mí
y te susurro al oído) Putita, vos querés lo mismo que yo...
Rebecca: (El calor me recorre completa y no puedo
disimular mi rubor) Pero, Lito, yo no soy una putita!
Carlos: (Te beso acaloradamente el cuello) Yo te voy
a hacer sentir una! (y te apoyo mi pene erecto).
Rebecca: (No quiero resistirme... te dejo actuar, me
dejo llevar, siento tu olor a testosterona y me rindo).
Carlos: (Te beso el cuello y te acaricio las
piernas... tus nalgas, hasta hundir mi mano entre las piernas y te siento
mojada... se me pone más dura).
Rebecca: (Estoy muy húmeda. Necesito que me arranques
el vestido en este momento y te lo digo).
Carlos: (Te levanto de la cintura y te siento en la
mesada... te levanto el vestido y comienzo a besarte las piernas. Las lamo... las
recorro con mi lengua… te arranco la tanga).
Rebecca: Se sienten tan ricos tus besos! y me siento
tan mojada... quiero tu lengua ya, ahí mismo, en el centro. Quiero que me hagas
delirar de placer!
Carlos: (Empiezo a chuparte suavemente, completa
hundo mi lengua en vos... profundo, con voracidad y te lamo entera,
embriagándome con tu miel).
Rebecca: Quiero tu lengua inquieta saboreándome una y
mil veces… (Me pierdo en la inconsciencia, no puedo creer que puedas concederme
tanto placer).
Carlos: (Te chupo toda y subo las manos encontrándome
tus pechos al descubierto, tus pezones erectos y los aprieto. Mi miembro está
muy tieso y lo siento palpitar). Así me gusta escucharte gemir, así, así, como
una gata en celo. Me volvés loco, Rebecca (te digo con mi boca llena de tu
sabor). Gatita, necesito tu lengua aquí, ya mismo! (te ordeno, y vos obedecés,
succionándome con tantas ganas que siento estallar).
Rebecca: La tengo toda entera en mi boca, un elixir de
los dioses… ahhhhhhhh!!!
Carlos: (Desesperado, entro y salgo en tu boca, con
una calentura como jamás había tenido).
Rebecca: Quiero chupártela mucho, me encanta tu pene
hermoso y enorme. Es sabroso, lo sabías?
Carlos: (Completamente excitado, te lo paso por toda
la cara, bajo hasta tus pezones y te lo vuelvo a enterrar en la boca).
Rebecca: (Yo gimo mientras mi lengua no descansa… Te
siento a punto de estallar).
Carlos: Date vuelta (Te digo y me obedecés. Te pones
de puntas de pie y me ofrecés tu vulva perfumada y hermosa que acaricio antes
de penetrar. Te susurro al oído).
Rebecca: Me encantan esas caricias sensuales, es como
si conocieras mis lugares más sensibles…
Carlos: Qué sabrosa que sos, Rebecca (Me relamo de
placer. Apoyo la punta de mi miembro en vos sintiendo tu humedad y tu calor.
Vos vas empujándote contra mí hasta que te penetro completa).
Rebecca: Qué rico te siento adentro todo de mí!!!
Quiero más, más, más…
Carlos: (Adentro tuyo se siente hermoso, caliente,
húmedo, riquísimo).
Rebecca: (Mi orgasmo es explosivo y te sorprendés. No
podemos pronunciar palabra, ya nuestros cuerpos hablaron por sí mismos).
Carlos: (Acabo interminablemente adentro tuyo, es mi
gloria sentir cómo te lleno, y sigo bombeando para que te llegue hasta el fondo).
Sos mía (te digo al oído).
Rebecca: (Te siento descargarte, me siento plena, no
puedo disimular tanto placer, y suspiro…).
Carlos: Sos mía, sos mi hembra, y yo tu hombre, tu
macho que te va a cuidar y a darte placer (Nos besamos profundamente en la boca
y después me llevás a tu cuarto... me alcanzás el teléfono).
Rebecca: Llamá a tu jefe y decile que no volvés, que
te sentiste mal... quedate con Rebecca… por favor… (te miro con un brillo
especial y descubro que no querés negarte, y luego de otro beso profundo y
prometedor, comenzás a marcar los números. La noche recién comienza).
No hay comentarios:
Publicar un comentario