Femenina sensualidad

Silvia reposaba desnuda. Le seducía la idea de sentir el roce de las sábanas acariciando su tersa piel, el contacto de la seda entre sus muslos, el aroma a lavanda envolviendo sus contornos curvos...

A su lado respiraba su amor, ese amor que la enloquecía con sus besos apasionados y con su ternura en cada frase pronunciada. Era su amor verdadero, tantas veces deseado y jamás imaginado en ese cuerpo, en ese aroma cítrico que la transportaba a un mundo pleno de sensualidad.

Silvia prefería quedarse despierta observando ese rostro adorado que respiraba en paz antes de conciliar su propio sueño. Sentía una profunda dicha al saberse amada y correspondida en la misma medida, aunque hubiera tenido que pasar por momentos de grandes dudas e inseguridad. Su presente era muy distinto; su ayer, un recuerdo lejano.

Habían tenido que sortear grandes dificultades, especialmente esos prejuicios inútiles de la sociedad, pero hoy se amaban sin tapujos y sin miedos, sintiéndose totalmente libres.

Jimena giró su cabeza y abrió los ojos, despertando de pronto. Vio que era objeto de la mirada de su amada Silvia y le sonrió. Abrió su boca, incitándola a recibir su beso de gratitud y a perderse en esos laberintos ocultos que sólo la pasión puede explicar...

Eran felices juntas, ¿qué más podrían pedirle a la vida?

Beso más beso, curva con curva, caricia tras caricia, sus cuerpos emanaban sensaciones prohibidas y deliciosas, largamente anheladas... Se amarían una vez más, quemándose y fusionándose en sus regiones más ocultas y femeninas, entre caricias y besos infinitos, entre suspiros y orgasmos profundos.

Se amaban, se deseaban... lo demás no importaba.

15 comentarios:

Anónimo dijo...

hola Rebecca!!!!
mamita que relato, prohibido para los moralistas, permitido para los libres de ideas.
quién tiene la verdad sobre que es la felicidad!!!
tal vez por nuestra cultura religiosa se llega a discriminar este amor!!!!
un beso.....................

Yedra dijo...

Pues tenían razón. Lo demás no importa!
Un beso y buen fin de semana!
Yedra

Sir Janius dijo...

¡Que bello texto! Hay mucho sentimiento bien expresado. Esa pareja no tenia sexo simplemente,sino que estaba haciendo el amor, viviéndolo.
Sabes escribir muy bien, segui asi.
Un beso.

Catalina Zentner Levin dijo...

La autenticidad del amor expresada sin tapujos ni máscaras, Rebecca, sensacional enfoque, refinado lenguaje.

Abrazos,

Belén dijo...

Qué mas dará el género, si es amor,pasión y deseo...

Besicos

Monika Lik dijo...

Rebecca, leo tu texto y siento la humedad y el deseo.. paladeo un recuerdo.. cercano.
Besos

Anónimo dijo...

ya te lo dije en una ocasión y ahora me reitero, la literatura sugerente es un arte al que no todos/as llegan, es dificil atacar con palabras la epidermis, tú lo cosigues. Felicidades.

Arkantis dijo...

Cuando hay pasión....da igual sea chico o chica...
Un besazo y feliz finde

Anónimo dijo...

Su postura, imaginando ese cuadro, se le antojaba como la figura de un cuatro en reposo. Su cuerpo se extendía en esa posición, como ladeada, cual larga era la cama, como su propio cuerpo. Las arrugas, semejantes a dunas en su desierto, a olas tranquilas en su mar, contrastaban con el fino, estilizado y esbelto cuerpo. En esa posición ladeada, dándole la espalda, sus ojos, los ojos de ella, miraban al infinito. Esto es, si los ojos cerrados miran a algún sitio, en este caso, más que observar el cuadro colocado frente a ella, sus ojos cerrados se distraían en el infinito.
Él, detrás del cuadro de Rebeca, al lado de la hoguera, permanecía desnudo entre las orejeras de ese sillón, contemplando ese maravilloso cuadro de Rebeca, el que nunca pintó Murillo.
Las brasas de la hoguera crepitaban como hacía unos minutos crepitaron sus cuerpos. Las llamas iluminaban ese cuerpo adormecido, jugando la sombra prolongada de la llama, con el resplandor humedecido de su vello que sobresalía como hilillos de oro entre la división de sus nalgas.
A él, le encantaba contemplar, después de haber hecho el amor, esa estampa que la oscuridad de la noche le ofrecía.
Una becaria excelente, se dijo él, para sí. El amigo Billy, no se equivocó en sus informes recomendándola, unas referencias exquisitas.
Rebeca giró su cuadro hacía la hoguera, sonrió al compás de la llama, parece como si oyera mis pensamientos. Sonrió, sus piernas como columnas de fuego, imitaron la extensión en cruz de sus brazos, acogiendo de nuevo mi cuerpo anudando sus manos a mi espalda, mientras sus piernas engarzaban un culo prisionero en su cuerpo.
Sabes donde me tienes, no necesito referencias. Las tengo. Te espero.

Sirena dijo...

El amor se encuentra en cualquier persona, en cualquier animal, o en cualquier cosa, cada uno expresado a su manera, todos válidos ¿quién dice que no? será alguién que nunca amó...

Muchos besitos, precioso texto y mensaje.

Anónimo dijo...

el erotismo se queda en la superficie...es meramente descriptiva

Rebecca dijo...

Con la diversidad de opiniones, aprendemos.
Y continuamente estoy deseosa de aprender...
Gracias a tod@s por haberse molestado en pasar por mi rinconcito de fantasías ;)

Dejo sensuales besos para Yedra, Tigris, Catalina, Belén...
Foxy, Manuel, Arkantis, Sirena, Cartero...
y para los anónimos también ;)

Anwar dijo...

Buen blog el tuyo, pásate por mi blog, seguro que te gustará.

Saludos desde:

http://cinemaworldycomics.blogspot.com

arnand dijo...

Que sean felices..

Mónica dijo...

hola... tenés razón ¡lo demás no importa!

Bsss nos vemos.