Visita inesperada


Te espero en la habitación del hotel. Tu vuelo ha sido puntual y llegas con tus maletas a esta hermosa ciudad, sin saber que yo estoy allí, con mis sensaciones a punto de despertar y mi corazón galopante por tu inminente arribo.

Abres la puerta y me encuentras tendida sobre la enorme cama, vistiendo un diminuto bikini, a la espera de tu compañía para ir a la playa en esta primavera calurosa.

Tu cara de cansancio se disipa al instante y te acercas, gateando, hacia mí… Me miras fijamente a los ojos y me besas, jalando de mis cabellos... te quitas la ropa y buscas la crema hidratante. “Quiero cuidar tu piel del sol”, me dices y comienzas a extenderla sobre mi cuello, mis hombros, mi vientre… Al llegar a mis piernas, tus dedos se distraen por un instante y buscan mi pubis, que ha comenzado a humedecerse.

Tirito conteniendo el placer que se avecina, pero aún no quiero que hurgues allí… aún falta que extiendas la loción por mi espalda, y me tumbo. Tus manos expertas me acarician mientras hidratan mi piel, y yo siento cómo se endurece tu miembro apoyado sobre mi trasero.

Me quitas el bikini con delicadeza, y nuestras bocas se buscan. Están sedientas y deseosas de compartir el placer. Ya no nos alcanza enlazar nuestras lenguas y bebernos con ansias… queremos prodigarnos placer mutuo y rendirnos al poder de Eros, presente en cada uno de los poros de nuestra piel.

Alivio la presión de tu pantalón y acaricio tu suave miembro, enorme, sabroso, cuyas venas parecen a punto de estallar. ¡Qué bien se siente! Y tú, con los ojos cerrados, saboreando el placer que te provoco, me dejas actuar. Vuelves a besarme y siento tu sabor en mi boca, siento deseos de no soltarte jamás, sin embargo, mi cuerpo pide lo suyo también… y actúas, no me decepcionas.

Mis pezones tiritan, presos de tus labios, mi vientre se arquea, a punto de llegar al orgasmo… y tus dedos me acarician sin darme tregua. Cabalgo sobre ti como una amazona desesperada y estallo en el momento en que me penetras…

Hemos perdido la noción del tiempo y del espacio… ya el sol se oculta tras la línea del mar, no habrá tiempo de ir a la playa, pero yacemos satisfechos, mirando el crepúsculo abrazados, intentando recuperar el aliento para volver a amarnos una vez más…

(Dedicado a Cid Campeador)

8 comentarios:

A.L.Zarapico dijo...

Quiero perderme ese día de playa...

Un beso playero...

Anónimo dijo...

Excelente relato, donde se conjugan dos pasiones en un solo amor .

Abrazo tu alma .

Lydia dijo...

Preciosa historia... en la que el tiempo quieres que se detenga o que avance lentíiiisimo...

Clip dijo...

Me encanta esta fusion entre erotismo y pornografía de alto nivel, leyendote se cabalga entre la espuma del mar, se intuye delirios de pasión y se fusionan con el tiempo y el mar.
El escenario de maravilla, me encanta

beso enorme

Rebecca dijo...

Les agradezco enormemente vuestro paso por mi hoguera.
Siempre vuestra, Rebecca ;)

Zârck. dijo...

Interesante...
Saludos desde el Jardín.

Anónimo dijo...

pasaba a saludar...., y de paso releerte.

un beso

(karnevoi)

pefipresa dijo...

caliente caliente.....ufffff