Humo y cenizas


El aroma a incienso invadía la habitación, se colaba por el resquicio de la puerta y aromatizaba lentamente... la adormecía y la transportaba hacia atrás, hacia deliciosos recuerdos.
Quiso desviar el curso de su pensamiento, sin embargo no opuso la debida resistencia y su mente empezó a girar en un túnel de sensaciones plenas, de instantes de éxtasis y de placer... cerró los ojos...
Estaban juntos en ese cuarto de hotel. Él quitaba una a una las prendas femeninas, con tal descarada lentitud que provocaba un efecto inversamente proporcional en su excitación y en pocos minutos la dominaba a pleno, la doblegaba.
La urgencia tomó el control de sus acciones y ya no podía seguir posponiendo el momento del clímax, pues estaba al borde de enloquecer....

Sonó el móvil,
que los cogió por sorpresa; la nublada razón de la mujer le decía que no atendiera... poco duró la sinfonía que interrumpía ese preludio orgásmico, que ya resultaba doloroso para ambos...

La ceniza hizo equilibrio unos minutos sobre el extremo del incienso, luego cayó deshaciéndose bajo su propio peso, salpicando el platito dispuesto en su base. A esa altura, ya el sopor se había adueñado totalmente de Inés, dándole una nueva perspectiva de los acontecimientos.

Sin embargo, no podía dejar de girar hacia atrás mientras sus sensaciones se impregnaban de las cenizas perfumadas que caían, que caían y la hipnotizaban...

Esa llamada telefónica duró solamente dos rings; Esteban se apresuró a acallarla, con la misma rapidez con que pretendió acallar la urgencia de Inés...

Una voz desconocida preguntaba por Esteban Recondo. "Habla él mismo, qué sucede?", decía su voz al teléfono, incrédula al principio, asustada y perpleja luego.

"Le hablo del Sanatorio Pérez. Le quería avisar... su esposa tuvo un accidente... necesitamos su autorización para operarla..."

"¿Qué pasó?, por favor...!", rogaba Esteban, y esperó mientras le contaban rápidamente acerca de un choque en la ruta. Escuchaba sudoroso, empalideciendo repentinamente, abrazándose, ocultando sus pene ahora fláccido bajo las sábanas.

La expresión de Inés era un enorme signo de interrogación, y lo miraba fijo a los ojos, suplicando una explicación... Su vista iba del móvil a su faz; de su rostro a su cuerpo desnudo, que tiritaba.

Al colgar, él le contó tartamudeando lo sucedido y se mesaba el cabello con desesperación; Inés lo observaba con tristeza... tristeza por él, tristeza por la esposa inconsciente, tristeza por ella misma... pobre títere desnudo adúltero que sólo pedía una noche de placer... pobre muñeca despojada de ropas que necesitaba un poco de calor, un poco de comprensión.

El sexo... ah, el sexo sólo era una excusa para llenar sus noches vacías. Y corroboró que él nunca abandonaría a su esposa, quien se debatía entre la vida y la muerte, y hacia quien Esteban corría velozmente, vestido con las prendas de la culpa, y olvidado ya de esa noche de hotel; Inés no significaba más que eso: un momento pasajero como el humo mismo.



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12 comentarios:

Natacha dijo...

Es triste poder tener a alguien solo para momentos de placer. Un texto que es bastante profundo y que pone de manifiesto cómo algunas relaciones se sujetan en nada y nada las sujeta cuando se tambalean...
Muy bonito.
Un beso, cielo.
Natacha.

© MEDEA dijo...

La vida es así de cruel. Despotrican/mos de todo lo cotidiano, de lo que se tiene...pero cuando crees que lo puedes perder, el tema cambia. Y tontas de nosotras que nos creemos las palabras de un hombre casado.
La vida es corta, y hay que disfrutar el presente porque el futuro...........
Caricias de Medea

Lydia dijo...

Que imagen has retratado... con cada detalle, la del placer prohibido y las de las sensaciones que quedan cuando una es la que no es... cuando los sentimientos se contraponen, se enfrentan, se confunden... y su tristeza es tu desesperación.

kaisser dijo...

Necesarios esos encuentros, a veces funcionan y otras se esfuman...

Exquisito relato querida Rebecca

Besos!!!

DOMINA YOUR OBSSESION dijo...

REBECA:

TENIA TIEMPO SIN PASAR, YA EXTRAÑABA TUS SENSUALES RELATOS.

TE DEJO UN BESO

VIRGINIA.

EMBRUJADA dijo...

QUERIDA REBECA,EL PODER DEL SEXO...

DULCEMENTE EMBRUJADA.

Amie dijo...

bellisimo post !!!! es una delicia volver a leerte , gracias por seguir siempre aqui .
besitos pecaminosos

A.L.Zarapico dijo...

Mmmmm,ese incienso...en casa nunca falta.Besos.

SANTIAGO LIBERAL dijo...

momentos de placer que a veces empañan toda una vida
Un saludo y un placer leerte

Abogada Soltera dijo...

A la luz de un flexo te leo; qué falta de romanticismo, lo sé. Pero me he quedado pensando. Las historias que nacen del humo nacen con vocación de morir. Yo he vivido alguna y lo hice con la actitud de quien sólo quiere sentir el abrazo "en el ahora". Sólo por sentir, por no dormir sola, por latir... Seguramente, en algún momento, de tanto latir se me parará el corazón pero, mientras...
Tremendo relato. Doloro saber que en el fondo sí siento lo mismo que ella... sólo he creado esta falacia en mi cabeza de sentirme independiente.
Besos sinceros

Unknown dijo...

rebecca!!!!!

hace mucho que no te visitaba y me encuentro con un texto sugerente, pero con un trasfondo mas profundo...........
me gustó esta mezcla de sensaciones........

besitos, reina

Rebecca dijo...

Las prendas de la culpa lo acompañaban... seguramente no las hubiera tenido si no hubiera recibido ese llamado. Hombres!!!
(en fin, un mal necesario ;-)